#CulturaPausa

En la película Coco un niño de 12 años sueña con ser músico y viaja al mundo de los muertos a contactar a un antepasado famoso de su familia a quien admira e imita. Allí se nos cuenta que quien no tiene quien lo recuerde, muere para siempre. 

Algo de esto nos pasa en la vida cuando no tomamos contacto con lo que nos sucede interiormente: se muere, desaparece y nuestra vida queda sin brillo. La Pausa Ignaciana busca que podamos hacernos cargo de lo que vivimos a diario y así descubrir, en ese entramado de acciones, emociones, sentimientos, relaciones que vivimos, lo que el amor de Dios está haciendo por nosotros. Los invitamos a que se animen a hacer y acompañar la Pausa del día. Verán cómo nuestra memoria se va haciendo cada vez más tierra fértil para un nuevo modo de vivir. 

Les presentamos aquí un material para acompañar la Pausa en primaria y secundaria. Fue elaborado desde la experiencia de muchos que se animan a acompañar a los chicos en el registro de su mundo interior creando así una verdadera #CulturaPausa. Un verdadero lujo contar con gente así. Gracias. 

¡Que les aproveche! 

Emmanuel Sicre, SJ | Director de Pastoral


Video: ¿Cómo realizamos la Pausa Ignaciana en el Colegio del Salvador?

Video: Una guía para hacer la Pausa Diaria


TIPS GENERALES PARA REZAR LA PAUSA CON LOS CHICOS DEL COLEGIO:

  • Recordar que la Pausa no es buscar los momentos lindos de la semana, sino revisar con conciencia y desde la mirada amorosa de Jesús, las distintas oportunidades para crecer como personas: eso puede ser descubrir, por ejemplo, que quiero agradecer un reto de mis padres que me ayudó a entender dónde me estoy equivocando, aunque haya sido un momento amargo para mí.
  • Si bien la Pausa apunta directamente al encuentro con Dios y al descubrimiento de su acción en nuestras vidas, incluso los “no creyentes” o “no practicantes” pueden y es bueno que puedan hacerla, ya que la revisión de la propia vida promueve el autoconocimiento necesario para ver el rostro del Cristo interior algún día. . 
  • Queremos que la Pausa sea un espacio y un momento gustoso de encuentro con Dios y que con el correr de los años se convierta en una actitud de vida. Por eso, es necesario darle su lugar y cuidarla entre los distintos recursos del colegio. No debe ser usada como “parche” porque no tenemos nada que hacer, si no que bien preparada resulta de mucho provecho.
  • Conviene ambientar mínimamente el sitio donde haremos la Pausa. Si es en el aula, quizás disponer los bancos en forma de círculo según cuántos seamos. Si no se pudiera, llevar un aguayo, una vela y una imagen que nos ayude a concentrarnos. Siempre es bueno tener música de fondo que nos acompañe y relaje. Si se tiene guitarrista y cantor, se puede comenzar y terminar con algún canto. 
  • Cuando sea un docente el que acompañe la Pausa, avise antes a los chicos y busque primero el material necesario en la tutoría.
  • Si se va a disponer de una “hora libre” para la Pausa, es bueno cambiar de espacio para hacerla: se puede usar el oratorio, la Capilla de Alumnos o incluso otra aula que esté libre. 
  • Si es una “hora libre” prevista, es importante que los alumnos sepan con antelación, al menos de un día, que esa hora se destinará para la Pausa.
  • Es bueno que los adultos que acompañan la Pausa escriban también su propia Pausa mientras acompañan a los chicos. Evitar a toda costa el uso del celular durante este momento, con excepción del reproductor de música. 
  • Cuando proponemos una temática específica para la revisión, estamos intentando integrar las diferentes dimensiones de la persona:

Si centramos la Pausa en revisar nuestras relaciones, preguntando por las personas significativas de la semana, por los encuentros, y lo que se nos ha dicho o lo que hemos dicho, si preguntamos por los servicios realizados en ese tiempo, estaremos abordando la dimensión socioafectiva de los chicos. “¿Qué sentí?”

Si centramos la Pausa en nuestra relación con Dios, en nuestra participación en los sacramentos, en las oraciones que hemos rezado, en los servicios o apostolados que realizamos, en la solidaridad y el amor al otro, estaremos abordando la dimensión espiritual religiosa. “¿A qué me está invitando Dios?”

Si centramos la Pausa en la revisión de nuestro compromiso con los estudios, nuestro interés académico, el tiempo dedicado, los resultados obtenidos, el aprovechamiento de nuestros dones, abordaremos la dimensión cognitiva. “¿Qué aprendí?”

 

 

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