Palabras del Rector, Lic. Ricardo Moscato, al finalizar la Misa en Acción de Gracias por los 150 años del Colegio del Salvador
Iglesia del Salvador 27/4/2018
Quiero agradecer a la Iglesia de Buenos Aires en la persona del Cardenal Mario Poli y de Mons. Ernesto Giobando, Obispo auxiliar de Buenos Aires y ex alumno jesuita de nuestro Colegio de la Inmaculada de Santa Fe
Agradecer a la Compañía de Jesús en las personas de su Padre Provincial, Alejandro Tilve, a los Padres Ernesto López Rosas, Luis de Maussión y Andrés Aguerre como ex Rectores, al P. Daniel Barrera superior de la comunidad y rector de esta Iglesia y a los numerosos jesuitas y otros sacerdotes que nos acompañan. Agradecer a Mons. Jorge Torres Carbonell, Obispo Auxiliar de Lomas y ex alumno de la camada 103, a Mons. José María Baliña, Vicario de Zona centro, y a Mons. Hugo Salaberry, Obispo de Azul, jesuita y antiguo profesor del colegio quienes no han podido venir y nos enviaron sus saludos.
Agradecer a las familias que desde aquellas 50 fundacionales de hace 150 años nos renuevan confianza y esperanza. Agradecer a tantos docentes, jesuitas y laicos
Agradecer a los alumnos y a tantos ex alumnos que hoy nos acompañan
Agradecer al Coral del Salvador por unirnos a la raíz evangelizadora fundacional con música original de las Misiones jesuitas, al Coro AMDG y al equipo Pastoral del colegio
Agradecer es recuperar filiación, es reconocer que siempre, en cualquier circunstancia, existimos gracias a otros. Por eso nos anima un espíritu de acción de gracias por la presencia de la Misericordia de Dios a través de las distintas circunstancias y pruebas de esta trayectoria de 150 años. En clave de examen espiritual, Ignacio nos invita a reconocer la acción de Dios en la historia, agradecer sus beneficios, pedir perdón por no estar siempre a la altura y la gracia para ser mejores colaboradores de ella.
Nos reunimos para dar gracias por tantas historias de vida cuyas buenas raíces están aquí en el Salvador. Historias para asumir con alegría y responsabilidad una Misión, misión de reconciliación con Dios, con los demás y con la creación. Porque la educación aquí recibida tiene una responsabilidad social, es para ser compartida. Como dice Jesús: “Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más” (Lucas 12,39-48). No se lo olviden
Historias que son caminos de santidad. Como dice el papa Francisco, para un cristiano no es posible pensar en la propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, porque «esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación» (1 Ts 4,3),
La misión del Colegio del Salvador tiene su sentido pleno en Cristo y solo se entiende desde él. Y no se puede encontrar a Cristo sin el reino que él vino a traer, y nuestra misión es inseparable de la construcción de ese reino: «Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia» (Mt 6,33). El Colegio del Salvador que lleva el nombre de la misión de Cristo quiere hoy frente a toda su comunidad renovar el empeño por construir, con él, ese reino de amor, justicia y paz para todos.
Ya hemos experimentado el amor del colegio. Y estamos aquí como testigos agradecidos de ese amor y estamos convocados a compartirlo ayudando a construir una sociedad sin exclusiones ni violencias. Hoy es un buen día para reafirmar ante el Sagrado Corazón el amor como servicio, en un mundo egoísta e indiferente. Amor puesto más en las obras que en las palabras, como dice San Ignacio. Amor cotidiano que nos hace superar la tentación de los caminos sin salida de tantos vagabundos, turistas o fugitivos de la vida. Amor atento porque nos enseña a escuchar las palabras del profeta Isaías “miren que estoy realizando algo nuevo, ya esta brotando ¿no lo notan?”
Nos ponemos bajo el amparo de la Virgen María. A ella los ex alumnos le cantamos al finalizar el colegio “Dulcísimo recuerdo de mi vida. En ella están representadas las mujeres del Salvador, madres y maestras, esposas y compañeras a quienes hoy les rendimos homenaje y le expresamos nuestro agradecimiento.
A Ella le hacemos una promesa “Tuya será mi lágrima postrera hasta que muera Madre, hasta que muera me acordaré de ti”. Pedimos esta noche que acordarse de Ella sea recuperar la ternura y la compasión en corazones endurecidos. Que no sea una lagrima de amargura, en una mirada triste y enceguecida por las sensaciones seductoras del mundo. Que sea una lágrima de agradecimiento y de esperanza, de un corazón trasparente y generoso forjado en el Salvador, que con coraje asumió sus sacrificios, cargó su Cruz, con y para los demás.
Aquí está el Cuadro de Nuestra Señora de los Milagros que se venera en la Iglesia del Colegio de la Inmaculada de Santa desde 1636. Esta replica nos acompaña en el Altar de San José desde 1929. Quiero renovar con ustedes la consagración del Colegio a su protección.
Ante tu imagen, en esta Iglesia del Salvador, nosotros, la comunidad educativa del Colegio, te ofrecemos hoy lo que somos y lo que queremos ser, nuestras fragilidades y esperanzas. Queremos que la contemplación de tu imagen milagrosa nos comprometa aún más para “en todo amar y servir” a través de la educación de los niños y jóvenes que nos son confiados
Que tus manos juntas nos animen a hacer de nuestras vidas, una continua oración y alabanza a nuestro Padre y nos recuerden, con sencillez y humildad, que en nuestra tarea educativa hay una parte a la que no llegamos sino con tu ternura y bendición
Que tus ojos llenos de esperanza nos ayuden a ampliar la mirada para ver a las personas y las cosas desde el amor de Dios, reconociendo en los rostros de nuestros alumnos, familias, docentes y ex alumnos la Esperanza de la Promesa. Que aprendamos a mirar especialmente a los que no están aquí, a los más frágiles, pobres y excluidos, a los que están en las fronteras de la vida y nos esperan
Que tus huellas nos orienten en nuestra misión educativa .Y así como el Señor, con el agua milagrosa que brotó de tu imagen, sanó tantos heridos y enfermos, podamos ahora nosotros, llevar su consuelo a tantas familias desanimadas, a tantos chicos desamparados, a tantos necesitados de educación, pertenencia y hogar para que puedan romper la estrechez de sus miedos y acercarse al amor de Dios.
Querida Madre y Señora nuestra, esta misión no la podemos realizar solos, por eso te pedimos comunión y unidad de alumnos, familias, docentes y ex alumnos que sienten un compromiso común: trabajar para que la fe y la justicia que brotan del Evangelio transformen el corazón de toda la sociedad y de cada uno de nosotros.
Muchas gracias por acompañarnos y que Dios los bendiga,
Lic. Ricardo Moscato
Rector del Colegio del Salvador