Confirmaciones Camada 154 – Abril 2021

“El mundo es eso – reveló. – Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.” Pensando en esta premisa que comparte Eduardo Galeano en su Libro de los Abrazos, en medio de la cuarentena del año pasado nos animamos con los chicos de 3er año a una aventura que no habíamos intentado nunca: comunidades 100% virtuales de preparación para el sacramento de la confirmación.


Con la experiencia previa de un MAS y un MEJ que ya habían empezado su virtualidad, pero en grupos que se habían reunido presencialmente hasta 2019, iniciamos con la camada 154 un camino en el que cada casa familiar se convirtió en “sede espiritual” de las 6 comunidades. Cada dispositivo permitió el encuentro semanal de 12 chicos con sus dos coordinadores, exalumnos que los conocieron a través de las pantallas y que animaron la vida y la fe de estos grupos. Como necesitábamos de una gran ayuda para que no perdernos durante el camino, iniciamos la propuesta en el fin de semana de Pentecostés, invocando al Espíritu Santo manteniendo nuestro tradicional encuentro con las alumnas de Jesús María.


Soy testigo privilegiado del compromiso fecundo de todos los que participaron del camino: los chicos, los coordinadores, los catequistas. Logramos integrar la catequesis formativa con la experiencia de oración personal y el encuentro comunitario. Literalmente, salvamos las distancias. 


En marzo nos encontramos con la alegría de vernos en persona, y respetando las medidas sanitarias, refundamos las comunidades según las “burbujas” vigentes para seguir caminando el último tramo hacia la Misa de Confirmación. Nuevos grupos, algunos nuevos coordinadores, y el amparo del MAS ahora que estamos en 4to año.

Un sábado de lluvia celebramos 3 misas, una para cada sección, en el Salón de Actos, fiel testigo de momentos únicos de nuestra comunidad: salidas y llegadas de campamentos y misiones, egresos, bienvenidas, actos, funciones… y ahora la presencia del Espíritu Santo, que llenó con su calidez los corazones de los presentes e hizo brillar aún más la luz de cada fueguito. Dios pudo confirmar la fe de nuestros chicos, pudo confirmarles que los ama. Los chicos pudieron decirle que sí. Madres, padres, madrinas, padrinos, docentes y coordinadores pudimos ser testigos, compañeros, comunidad con ellos. Y el Salón brilló con tanto fuego: “Hay fuegos grandes y fuegos chicos, hay fuegos de todos los colores […] pero otros, otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”. Como rezaba San Alberto Hurtado, que nuestros confirmados sean fuegos que enciendan otros fuegos.

Lic. Santiago Vons
Coordinador de Pastoral Sec.